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Epicondilitis que no mejora: ¿y si el problema no está en tu codo?

La epicondilitis lateral, conocida popularmente como codo de tenista, es una de las lesiones más frustrantes para quienes la sufren. El dolor aparece en la parte externa del codo, se intensifica al mover la muñeca o al agarrar objetos y, en teoría, debería mejorar con reposo, fisioterapia o incluso con antiinflamatorios.

Sin embargo, miles de pacientes se encuentran con la misma realidad: su epicondilitis no mejora, o lo hace solo de manera temporal para volver poco después. ¿Qué está pasando?

En Fiit Concept abordamos este problema desde una perspectiva diferente, la fisioterapia integrativa, que busca no solo aliviar el dolor en el codo, sino entender por qué aparece y por qué se mantiene. La clave, muchas veces, está en que el verdadero origen no se encuentra en el propio codo.

¿Qué es la epicondilitis?

La epicondilitis es la inflamación o irritación de los tendones extensores de la muñeca, justo en su punto de inserción en el epicóndilo lateral del húmero. Se manifiesta como:

  • Dolor en la cara externa del codo.
  • Molestia al sujetar objetos (bolsas, botellas, taza de café).
  • Dolor al extender la muñeca o al girar la palma hacia arriba.

Aunque recibe el nombre de codo de tenista, puede afectar a cualquier persona que realice movimientos repetitivos con la muñeca, desde trabajos manuales hasta el uso intensivo del ratón del ordenador.

Causas clásicas según la medicina convencional

  • Movimientos repetitivos de extensión de muñeca.
  • Sobrecarga muscular por esfuerzo excesivo.
  • Microtraumatismos acumulados en la zona.
  • Deportes como tenis, pádel o levantamiento de pesas.

Estas explicaciones son correctas, pero incompletas. Muchas personas no practican deportes ni hacen grandes esfuerzos y, aun así, desarrollan epicondilitis. Y en otros casos, aunque dejan la actividad causante, el dolor persiste durante meses o años.

¿Por qué tu epicondilitis no mejora?

Aquí entran en juego otros factores que la fisioterapia convencional suele pasar por alto:

1. Disfunciones viscerales

Según la fisioterapia integrativa, ciertos órganos pueden generar reflejos de dolor o tensión en los tendones y músculos del brazo.

  • El hígado y la vesícula biliar están directamente relacionados con dolores en la zona lateral del codo y el hombro.
  • Un hígado sobrecargado (por estrés, alcohol, exceso de grasas, medicamentos o emociones contenidas) puede hacer que la musculatura extensora del antebrazo permanezca en tensión constante.

2. Estrés y emociones

El estrés sostenido activa el sistema nervioso simpático, lo que aumenta la tensión muscular. Si además el estrés está vinculado a la ira, la frustración o la rigidez emocional, la epicondilitis puede cronificarse.

3. Alimentación

Una dieta inflamatoria (rica en azúcares, fritos y ultraprocesados) favorece tanto la irritación de tendones como la disfunción hepática, manteniendo el problema activo.

4. Posturas y compensaciones corporales

El dolor en el codo puede estar condicionado por alteraciones en la postura, rigidez cervical o incluso desequilibrios en la cintura escapular que hacen trabajar de más a los extensores del antebrazo.

Síntomas que alertan de que tu epicondilitis no es solo “del codo”

  • Dolor persistente que no cede con reposo.
  • Sensación de rigidez o pesadez en todo el brazo.
  • Dolor acompañado de digestiones pesadas o molestias hepáticas.
  • Reaparición del dolor tras tratamientos convencionales (punción seca, ondas de choque, infiltraciones).

Diagnóstico clínico y de imagen

La epicondilitis suele diagnosticarse por:

  • Exploración física: dolor al presionar sobre el epicóndilo lateral.
  • Pruebas específicas: dolor al resistir la extensión de muñeca.
  • Ecografía o resonancia: pueden mostrar inflamación o degeneración tendinosa, aunque no siempre se correlaciona con la intensidad del dolor.

El problema es que estas pruebas solo miran el codo, sin evaluar el resto del organismo.

Tratamiento médico habitual

  • Antiinflamatorios orales o tópicos.
  • Reposo relativo.
  • Infiltraciones de corticoides.
  • En casos graves, cirugía.

Todos estos tratamientos pueden aliviar de forma puntual, pero si la causa profunda persiste (estrés, hígado sobrecargado, alimentación inadecuada), el dolor reaparecerá.

Tratamiento quirúrgico

La cirugía consiste en desbridar o reparar el tendón dañado. Sin embargo, las tasas de éxito son limitadas, y muchos pacientes siguen con dolor incluso tras la operación.

Tratamiento convencional de fisioterapia

Incluye:

  • Masaje y técnicas miofasciales.
  • Estiramientos y ejercicios excéntricos.
  • Electroterapia, ultrasonidos o láser.
  • Punción seca.

Son herramientas útiles, pero cuando la epicondilitis es persistente suelen ofrecer solo alivio parcial.

Tratamiento con fisioterapia integrativa (Fiit Concept)

El enfoque integrativo combina varias estrategias para tratar la epicondilitis desde la raíz:

1. Terapia manual específica

  • Relajación de extensores del antebrazo.
  • Trabajo sobre la movilidad cervical y escapular.
  • Liberación diafragmática para reducir la tensión visceral reflejada.

2. Regulación visceral

  • Protocolos para mejorar la función hepática y biliar.
  • Ejercicios respiratorios y automasajes abdominales.

3. Estrategias emocionales

  • Identificar emociones reprimidas que pueden reflejarse en el codo.
  • Técnicas de relajación y respiración para reducir el impacto del estrés.

4. Fitoterapia

Plantas medicinales que ayudan a desinflamar y regular órganos implicados.

Plantas medicinales útiles en la epicondilitis

  • Cardo mariano: mejora la función hepática.
  • Boldo: estimula la vesícula biliar.
  • Cúrcuma: potente antiinflamatorio natural.
  • Harpagofito: analgésico y antiinflamatorio para dolores musculoesqueléticos.

Consejos nutricionales para mejorar tu epicondilitis

  • Reduce: alcohol, café, fritos, embutidos y ultraprocesados.
  • Aumenta: frutas frescas, verduras de hoja verde, pescado azul y cereales integrales.
  • Infusiones digestivas: boldo, manzanilla o menta tras las comidas.
  • Hidratación adecuada: el tendón necesita agua para mantener su elasticidad.

Ejercicios recomendados

  • Ejercicios excéntricos suaves para los extensores del antebrazo.
  • Estiramientos de muñeca y antebrazo.
  • Movilizaciones cervicales y escapulares para descargar la zona.
  • Respiración diafragmática diaria para reducir tensión visceral.

Conclusión: no todo está en tu codo

Si tu epicondilitis no mejora, es hora de ampliar la mirada. No se trata solo de un tendón inflamado, sino de un desequilibrio global en el que influyen tu hígado, tu alimentación y tu estado emocional.

La fisioterapia integrativa de Fiit Concept ofrece una solución real porque no se limita al codo: aborda la causa visceral, emocional y postural que mantiene el dolor. Así, logramos resultados duraderos incluso en casos crónicos.

¿Quieres resolver tu epicondilitis de raíz? Descubre nuestro programa de tratamiento para epicondilitis en Fiit Concept y empieza a recuperar la movilidad y la fuerza en tu brazo.